El año que se inicia tiene previstas muchas particularidades y acontecimientos que nos hacen tener muchas expectativas sobre su desarrollo y decisiones que como sociedad nos corresponderá adoptar. Es un año marcado por diversos eventos electorales, el más relevante quizás, la elección presidencial, pero también, será la primera vez que se elegirán los gobernadores o gobernadoras regionales.
Se iniciará el trabajo de redacción de la nueva Constitución Política, que supone también la elección de quienes tendrán a su cargo dicha responsabilidad. Se elegirán consejeros y consejeras regionales, alcaldes o alcaldesas, la totalidad de los y las representantes de la Cámara de Diputados y parcialmente el Senado de la República.
Será un año muy relevante para el futuro del país, el que con posterioridad al estallido social de 2019 y la pandemia demanda la definición de nuevos y más amplios objetivos de sus políticas públicas, donde palabras como mayor equidad, en todas sus acepciones, inclusión y un nuevo pacto social serán las dominantes en la discusión.
El país podrá avanzar al umbral del desarrollo si toda su población tiene acceso garantizado a una educación y salud de calidad, así como también a vivir en espacios seguros, pacíficos, sustentables, disponiendo además de las garantías de avanzar en el progreso social y cultural de la diversidad de integrantes de nuestra sociedad.
Quién puede dudar que estamos viviendo un “punto de quiebre” en el desarrollo del país. La realidad que acompañaba a la vida en sociedad, no es ya la misma y no será la misma. Al proceso de “deconstrucción social” que experimentamos, le sucede un proceso de construcción social, de lo que será nuestra vida en sociedad, cuyas principales características están aún por definirse. Algunas de ellas se mantendrán y perfeccionarán, en tanto otras serán profundamente redefinidas. Es por ello que la elección de los y las constituyentes es de especial significación para el Chile del mañana, el de nuestros hijos y nietos.
Pero no solo cambia la sociedad, las universidades y nuestra querida Universidad de Talca está inmersa también en este período de cambios. Hacia mediados del año 2021 las Ues estatales, salvo algunas excepciones, deberán entregar al Ministerio de Educación su propuesta de modificación de algunos capítulos de sus “Estatutos Corporativos”, los que después de 40 años de vigencia, hacen necesaria su revisión y redefinición.
En nuestro caso, se trata de un proceso ampliamente participativo, triestamental, que nos permitirá profundizar la participación de los distintos estamentos en su gestión, así como también mantener y avanzar en su posición dentro de las mejores universidades públicas de nuestro país y dentro de las 50 mejores de América Latina.
También, durante el año 2021, entrará en vigencia el nuevo Plan Estratégico 2030: “Consolidando Nuestros Sueños”; que ha sido gestado en un amplio proceso participativo, que pese a las restricciones impuestas por la pandemia, ha hecho posible recabar la opinión de nuestra comunidad y definir nuestra hoja de ruta para los próximos años, poniendo un foco muy especial en las nuevas tendencias de la educación superior mundial, el rol de la nuevas tecnologías en el quehacer universitario y la trascendencia de nuestra institución en su territorio, en el país e internacionalmente.
Modificación estatutaria, nuevo Plan Estratégico, consolidación de la nueva estructura corporativa y el avance en la complejidad son importantes desafíos de futuro y trascendencia para nuestra comunidad universitaria que ha sido capaz de enfrentar las actuales circunstancias sin dejar de mirar su desarrollo a largo plazo.
Hoy más que nunca, el rol de la Universidad Pública cobra especial relevancia no solo para la formación de capital humano, sino que para la proyección que debe tener en el territorio y en el bienestar de su población. La nueva legislación demanda a cada una de las regiones su construcción como tal, sus propias estrategias de desarrollo, su transformación como espacios inteligentes, que le den un sustento sólido a su desarrollo económico, social, cultural y ambiental.
Nuestro país por otra parte, demanda del accionar colaborativo de las 18 Ues estatales distribuidas de Arica a Punta Arenas en aras del desarrollo armónico y equilibrado de los distintos territorios. Estamos ciertos que la nueva Constitución Política reservará un capítulo especial al rol del Estado en el desarrollo de la Educación Pública y por cierto que también de la Educación Superior Estatal.
La Región del Maule puede estar esperanzada de un futuro mejor; la Universidad de Talca ha contribuido decididamente a transformarla en un lugar de estudios de relevancia nacional, no sólo para sus hijos, sino que también para estudiantes de todo Chile. Ha aportado también su sensibilidad estética para acoger a la cultura en todas sus expresiones y transformarla en un bien accesible para todos sus habitantes sin costo alguno. Acoge a más de 12.000 estudiantes, da empleo a más de 2.000 académicos, profesionales y funcionarios técnicos y administrativos. Se relaciona con cientos de proveedores de la región y también del país y del mundo.
Esa capacidad instalada de la institución es la que ponemos a disposición del desarrollo de nuestro territorio, fundamental en la construcción de nuestro país y de nuestra identidad. 2021 es un año en el que se desencadenaran una serie de procesos que bien guiados e inspirados en la construcción de una gran nación para todas y todos, nos permiten mirar el futuro con gran optimismo.