Por Dra. Cecilia Cárdenas, neuróloga de Clínica Universidad de los Ande
Es habitual ver a estudiantes durante el periodo de exámenes tomar bebidas energizantes, como las que vienen en latas de 500 ml, lo que equivale a 6 tazas de café. Siendo que la recomendación es tomar máximo 2 por día. Por lo mismo, en algunos países de la Unión Europea se prohíbe su venta, por los efectos negativos que produce a la salud.
“Debido a la cantidad de cafeína y una serie de sustancias que presentan estas bebidas, provocan una hiperestimulación por parte del sistema nervioso, provocando mayores niveles de alerta y excitación. Sus efectos alcanzan niveles máximos entre los 30 a 60 minutos, pero el resto de la cafeína consumida puede durar más de 6 horas.”
Las bebidas energéticas estimulantes tienen el objetivo de aumentar la energía física y mental, disminuyendo la fatiga o cansancio, confundiendo al cuerpo y al sistema nervioso. Están compuestas de agua, altos niveles de azúcar o derivados procesados, como jarabe de maíz alto en fructosa y altos niveles de cafeína, además de vitaminas, minerales y estimulantes no nutritivos, tales como guaraná o taurina, entre otros.
Estos últimos pueden desarrollar en algunas personas tolerancia y experimentar síntomas de abstinencia, tras un uso prolongado y repetido. Los síntomas de la abstinencia incluyen alteraciones físicas y psicológicas, como dolores de cabeza, irritabilidad, insomnio o ansiedad. Además, el consumo de bebidas energizantes implica cierto riesgo al funcionamiento cardiovascular en consecuencia del aumento exponencial de la presión, describiendo el riesgo de posibles arritmias o hemorragia cerebral.
En último lugar, la neuróloga advierte que “estas bebidas energéticas no debiesen ser consumidas por niños o adolescentes, además de embarazadas o mujeres en período de lactancia, así como personas que presentan hipertensión o quienes padecen alteraciones del sueño. Además, de quienes presenten enfermedades crónicas o hipertiroidismo”.
Además de las bebidas, los estudiantes se automedican con fármacos para el trastorno de déficit atencional sin prescripción médica. Lo que buscan es aumentar la concentración y mantenerse más tiempo despiertos. Esta acción puede derivar en hipertensión e insomnio, que a largo plazo tenga consecuencias en cardiovasculares o psicológicas.
Al igual que las bebidas energizantes, hay ciertos pacientes que no pueden consumir estos tipos de medicamentos, como quienes presentan arritmias, hipertiroidismo o enfermedades cardiacas.
“Es importante que estos fármacos sean medicados exclusivamente por un especialista y que se mantenga un adecuado seguimiento del tratamiento, con el fin de saber cómo reacciona el paciente, además de prevenir el desarrollo de posibles efectos secundarios o generar un empeoramiento de ciertas enfermedades prexistentes”, concluye la Dra. Cárdenas