Cineasta y un histórico de la política chilena está recorriendo el país en una campaña para impulsar su nuevo movimiento. Y en entrevista a fondo con Diario Talca afrontó los temas más candentes de la coyuntura (por Hernán Espinoza/FOTOGRAFÍA: Luis Casanova)
¿En qué está actualmente Marco Enríquez-Ominami?
“Trabajando en consultorías, en asesorías, también creando un movimiento progresista que se llama Otro Chile, fortaleciendo la Fundación Progresa y escribiendo un libro, más un documental con la televisión francesa. También estoy haciendo clases y me toca coordinar el grupo de Puebla. Estoy en muchas cosas, como documentales para un banco internacional y otro sobre Venezuela”.
¿Y a qué opina de nuestra realidad como país?
“Para ser bien sincero, estoy convencido que la crisis económica que estamos viviendo, al menos una parte es importada y otra es nuestra. Y la parte nuestra tiene solución. Pera eso, hay que estar conectado con tu pueblo. Estuve aquí en Talca en un diálogo con 40 dirigentes del adulto mayor para habar sobre el texto constitucional y la economía, es decir, la plata y el plebiscito. El debate económico me interesa mucho, pero también invitar a la gente a sumarse a un movimiento nuevo que estamos construyendo y que se llama Otro Chile”.
¿Qué significa?
“Lo que pasa es que yo creo que hay otros caminos. Que no es verdad que estamos condenados a la inflación, a la responsabilidad fiscal como la entienden los de izquierda a derecha. Se puede ser responsable cada uno con su plata, pero la plata del Estado es para proteger. Y creo que nos estamos quedando cortos -de nuevo- en este ciclo. Aquí tenemos inflación muy alta, los combustibles disparados y la mitad de Chile gana menos de 400 lucas al mes. Pero, además, la mitad de los pensionados gana menos de 220 lucas al mes. Y eso es insostenible, pero tampoco va a cambiar este año ni el otro”.
¿Y qué hacer según su visión?
“Primero avanzar en los derechos del plebiscito y, luego, según mi propuesta, volver a la discusión sobre los IFE. Tienes quedar nuevos IFE. Y el argumento de que la inflación se va a disparar, solo una parte de eso es verdad, pero otra parte no es cierta, porque esto viene de los mercados internacionales y eso no es culpa nuestra. ¡Hagamos lo que hagamos, sin retiros de las AFP y sin IFE igual hay inflación! ¡Y, además, está disparado el dólar!”.
¿Es real el debate de un IFE o un nuevo retiro del 10% de las AFP?
“No. Es cierto que hay un problema con la inflación y que cuando lo desagregas aumenta mucho en cuanto a los alimentos. Es cierto que estamos entre los países con más inflación en el continente. Pero en Bolivia, que está al lado nuestro, tiene una de las inflaciones más bajas del mundo.
¿Qué hicieron allá?
“Ellos no desprotegieron a su pueblo. Invirtieron mucho en la PYME, aumentando la base de producción. Pero en Chile el Gobierno se quedó corto, cuando podemos invertir en las PYME y así combatir la inflación. Suena tonto, pero los bolivianos se dedicaron a fabricar cosa, no digo que en forma industrial. Si tú amplías la base de producción, entonces, controlas en parte la inflación. El problema que tenemos es que, debido a la pandemia, la guerra y el alza de los combustibles, se discontinuó la cadena productiva”.
¿Y cómo sería el nuevo IFE?
“Yo he planteado que evidentemente estamos entre lo malo y lo muy malo. Hay inflación y cualquier política contra cíclica hoy te van a dar siempre el argumento que, finalmente, va a afectar la inflación. Eso es cierto. Pero el problema de Chile no es solo la inflación, sino también que importa el 90% de su combustible, con lo cual, las alzas del precio nos pegan mucho más fuerte. Entonces, la pregunta es si proteges o no a los más pobres. Y la idea de dejar que las cosas ocurran porque todo lo que tú hagas va a ser peor, es una vieja discusión. Entonces, yo prefiero la opción de protección social. Por ejemplo, podríamos tener un IFE femenino, porque millones de mujeres son los motores de sus hogares y, a la vez, son las que ganan menos. Pero estos tiempos son excepcionales y hay que tener políticas excepcionales. A los que ganan menos de 400 lucas y sufren por una inflación del 20% en los productos de la canasta básica, sumando deudas en UF, no podemos decirles que esperen. No. Eso nunca”.
¿Pero de dónde sacar recursos porque se dice que el Estado se quedó sin fondos?
“Plata hay. No es ilimitada, pero Chile tiene herramientas que no tiene otros países vecinos. Tenemos capacidad de deuda, créditos internacionales, buena calificación económica y ahorro fiscal”.
¿Y los fondos de AFP se quedan intocables?
“No. Yo estoy a favor de los retiros. Y el argumento es muy simple, porque los argumentos que llevaron a los primeros retiros se siguen manteniendo. No tiene lógica que te opongas al quinto retiro, porque los argumentos para el primero siguen vigentes, esto es, que había una pandemia, con problemas de empleo e ingresos económicos. Y agregó los combustibles disparados, al igual que la inflación. Pero, además, los sueldos no han mejorado. El sueldo real de la gente no ha mejorado debido justamente a la inflación”.
¿Pero se ha dicho que se agravaría la inflación?
“Una parte se debe a los retiros, pero por culpa de esa parte, no podemos condenar a mucha gente que hoy día no tiene el ingreso que tenía hace un año. Si es muy simple, cuando la inflación llega al 10%, el que gana 100 lucas en realidad su sueldo vale 90 lucas. De hecho, su poder adquisitivo es el que cae. Y, además, como nadie ahorra, al final, buena parte del sueldo se va en la inflación. Entonces, todos ganan menos que antes, salvo que le suban el sueldo por sobre el 20%”.
¿Y el nuevo texto constitucional ayuda para dar las confianzas en quienes podrían invertir?
“Sí. El texto es bueno, mucho mejor que el anterior. Lo que no es bueno son los que trataron de echar a perder el proceso. Y lo que no está bien es la economía, donde la falta de popularidad del Gobierno lo está afectando todo. Pero el texto tiene cosas muy buenas”.
¿Puede mencionar ejemplos?
“Yo digo que para Talca hay muy buenas noticias con esta nueva Constitución, porque se mejorarán los presupuestos regionales, la coordinación entre las municipalidades, en materia de representación regional y solidaridad tributaria entre regiones. Todo eso no estaba antes”.
¿Entonces, estás por aprobar o por la tercera vía?
“Yo estoy por aprobar, pero asumo que va a ser controversial, que ya perdimos una parte de la batalla. Esto no va a ser un 80 a 20 en favor del apruebo. No va a ser por abrumadora mayoría. El triunfo del apruebo va a ser controvertido y eso es malo. Pero así es la vida y la democracia. Lo que sí creo es que se deben crear condiciones para que ese porcentaje que votó rechazo y que pareciera ser mucho más que el 20% de octubre de 2020, ahora tenga un cauce. Y reclamos van a ver y los vamos a escuchar, pero con el texto en la mano”.
¿Cómo se traduce eso en la práctica?
“Yo creo que vamos a tener que buscar fórmulas para reformar el nuevo texto constitucional. Y hay cosas qué corregir. Hay sobre abundancia de texto, cosas que no son del todo pertinentes o perfectas. Pero es mejor que el anterior. Por ello, creo que hay que aprobar, pero también reconozco que hay que reformar. Creo que es esencial y no le veo el drama. Es normal que las constituciones se reformen”.
¿Y el tema de los quórums muy altos que se están fijando para hacer cualquier reforma?
“Esa es otra discusión. Yo creo que el texto es bueno. Dicho esto, pienso que se está cometiendo un enorme error en el sistema político. Y los constituyentes se equivocaron en una buena parte. Lo digo por dos razones: en cuanto al sistema político, no se atrevieron a corregir el presidencialismo en serio. Luego, yo habría puesto la nueva Constitución con efecto inmediato. Eso que se deba esperar hasta 2026 confunde más todavía, porque vas a tener el viejo Chile que se va a resistir al nuevo Chile”.
¿Cuál era su fórmula?
“Creo que había que hacer algo distinto, algo así como resetear las autoridades. Porque ahora vas a terminar con una cosa rara, con un texto aprobado y en manos del Senado que está eliminado y va a poder hacer un párele para reformar eso que los afecta a ellos mismos. Pero sabemos que a partir de 2026 ya no van a existir. Es decir, vamos a entrar a una dinámica que no ayuda a tener un buen texto. En el capítulo político se quedaron cortos los constituyentes. Creo que la audacia es más garante de la economía”.
¿La baja en la popularidad del Gobierno va a afectar la parte más decisiva del proceso constituyente?
“Por supuesto que afecta. Ocurre que lo normal es que los plebiscitos no son sobre la pregunta, sino sobre el Gobierno. En octubre del 2020, para ese plebiscito fui a 200 debates a decir que había que votar contar Piñera. En forma legítima, alguien podrá decir que ahora usen el plebiscito para enviar una señal al actual Gobierno. En ese plebiscito obtuvimos muchas cosas, como el IFE y los retiros de fondos de las AFP. Legítimamente los opositores pueden decidir ahora que, si eso se le hizo a Piñera, ahora los opositores pueden pensar que hay que hacérselo a Boric. Yo no estoy de acuerdo, pero no les puedo decir que no. No hay ninguna irresponsabilidad en plantearlo. Pero es una estrategia posible, es decir, utilizar la impopularidad de Boric para afectar el resultado del plebiscito. Eso es política, no es ser buena ni mala persona”.
¿Y si gana el rechazo es el final?
“No. Si gana el rechazo, sin duda que vamos a tener problemas, pero yo no voy a hacer campaña del terror. El problema es porque te quedas con un texto que no es paritario, que no reconoce el Estado laico y que no transforma a los alcaldes más allá de lo que son hoy, unos burócratas con las manos amarradas. No, esta nueva Constitución es mucho mejor. Quedarnos con la antigua es seguir en las miasmas batallas. Yo lo veo como cambio o no cambio. El rechazo es no cambiar, es quedarnos en lo que estamos hoy, esto es, en un debate incansable respecto al rol del Estado al mercado”.
¿Cuál es el llamado a las personas con miras al plebiscito de septiembre?
“Primero a leerse el texto, porque es bueno. Darse el tiempo, porque es difícil de entender. Pero si no lo pueden leer, puede participar o mirar los debates. Todos los que estamos en el debate público tenemos que defender nuestras convicciones. Y lo tercero es que estamos ante mucha manipulación mediática, hace tiempo, con encuestas que no dan sus bases de datos o que tienen contratos con sectores políticos. Es decir, estamos ante mucha información sesgada. No es un problema de Chile, es algo mundial. Chequear es importante, porque se dicen muchas cosas que no son ciertas. No va a acabar la propiedad privada y tampoco viene el paraíso. Lo que viene es un camino súper difícil. El 4 de septiembre no habrá una gran fiesta, sólo habrá una alegría. Pero habrá que ponerse a trabajar al día siguiente”.