Estos días asignemos un propósito con la familia en cuarentena, organicemos el tiempo para leer un cuento diario, no solo a la hora de ir dormir. No olvidemos que la narración es un verdadero acto de creación, un recurso con una intencionalidad efectiva y afectiva, y aún más significativa si participa toda la familia. La lectura compartida favorece la cercanía, un buen momento, la diversión, el incentivo a la lectura, y a enriquecer la imaginación.
Sugiero algunos aspectos relevantes para narrar cuentos a los hijos(as), que se ven representados con muchas historias fantásticas o con personajes extraordinarios. En primer lugar, la selección de los cuentos debe atender al contenido para facilitar la comprensión, también es necesario que la ubicación que se adopte debe permitir la visualización, la escucha y el poder participar del relato.
A esto se suma el leer calmadamente para evitar traspiés y poder improvisar si se requiere, modular claramente las palabras, utilizar gestos ya que los niños(as) disfrutan con las expresiones del rostro y cuerpo y pausar la narración si hay una pregunta.
También les sugiero utilizar la repetición para enfatizar y/o recalcar lo relevante, recordar que el momento de la narración es sublime, una instancia de cercanía y complicidad con los hijos(as), lo verdaderamente transcendental es el compartir, gozar, divertirse juntos. Pedir que imaginen que pasará, que sucedería si cambian o agregan un personaje, entre otras.
Recuerden que los libros son una gran herramienta y más aún en pandemia, les presenta mundos diferentes a nuestros niños y niñas, y entre sus múltiples beneficios destaco que favorecen el vínculo afectivo, trasmiten valores, colaboran en cómo solucionar o enfrentar problemas.