El COVID-19 ha venido a remover paradigmas de lo que creíamos posible. El confinamiento masivo, el cierre de fronteras y el distanciamiento físico, eran cosas que no veíamos posibles en el mundo que conocíamos hasta hace un tiempo. La crisis sanitaria nos hizo llegar a una situación bastante poco real para una persona que había vivido hasta finales del 2019.
Dicho eso, esta crisis no es la única que estamos viviendo al día de hoy: el 2019, Chile vive un “estallido social” que aún nos tiene en una situación de inestabilidad en donde se ha perdido la confianza en ciertas instituciones y estructuras del sistema económico y político.
Sumado a la crisis social y sanitaria, hay una tercera crisis – y quizás la menos explícita de todas- pero de tremendo impacto para nuestro territorio y sus comunidades: la crisis climática. Chile tiene una posición especial dentro de esta crisis: nuestro país está considerado dentro de los con mayor riesgo hídrico para el 2030, y específicamente la Región del Maule está considerada zona roja a nivel nacional. Por lo que el tema de disponibilidad de aguas es crítico. Así como el tema de las aguas existen otros efectos que comenzaremos a ver durante los próximos años. En el nivel de los océanos, fenómenos climáticos inusuales, sequías, entre otros. Es urgente sentarnos a pensar soluciones para los desafíos que nos trae la crisis climática y la recuperación post-COVID.
La Universidad Católica del Maule junto a 2811 -plataforma de cambio social y ecológico- y otras organizaciones colaboradoras estamos convocando a la primera Climathon en el Maule. Una invitación a la ciudadanía a pensar soluciones para los desafíos que nos trae la crisis climática bajo la premisa de que las personas pueden tomar un rol activo a la hora de contrarrestar los efectos de la crisis del clima. No esperemos llegar a una situación de crisis total para tomar acción. La experiencia del COVID-19 nos ha enseñado que hay escenarios que rara vez imaginamos, que pueden estar a la vuelta de esquina.