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Emprender en el Maule: ¿Una verdadera oportunidad o solo sobrevivencia en tiempos de pandemia?

Los planteamientos teóricos respecto del emprendimiento y su rol socioeconómico se vierten desde la perspectiva de aprovechar una oportunidad de negocio que posibilite generar mayor riqueza individual y/o colectiva. Sin embargo, existe otra perspectiva muy presente en regiones con mayor precariedad del empleo, como el Maule, que es el emprendimiento por necesidad.

Este emprendimiento más bien es forzoso e implica una forma urgente y, a veces, desesperada de abordar las necesidades básicas de las personas que emprenden por necesidad y su grupo familiar. Es evidente que este grupo de personas se encuentran en su mayoría bajo la línea de la pobreza, por tanto, desde esta perspectiva no se concibe el emprendimiento como una oportunidad de negocio, sino más bien como una posibilidad de superar la pobreza, por lo que se hace indispensable distinguir entre el emprendimiento por oportunidad y el emprendimiento por necesidad.

En el caso del Maule los nuevos emprendimientos que se han creado en pandemia, en su mayoría, operan dentro de la informalidad. Precisamente, este tipo de emprendimientos son por necesidad, con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y sin ninguna protección social. Esto se explica, en parte, porque los factores mínimos necesarios para el emprendimiento por oportunidad son muy deficitarios en la región, identificándose tres áreas críticas: educación, innovación y financiamiento.

La educación, entendida desde la perspectiva económica como formación de Capital Humano, en el Maule es deficiente en cuanto a la calificación técnica para el trabajo y el emprendimiento. La zona presenta solo un 20% de ocupados con educación terciaria, siendo la región que presenta uno de los porcentajes más bajo de ocupados con educación de este nivel, y, consecuentemente, presenta la mayor participación en el empleo de los ocupados con un nivel de educación primario y secundario. Si comparamos la región con el resto del país, es la que presenta la mayor tasa de participación de trabajadores no calificados.

La innovación es reconocida como uno de los aportes más notables del emprendimiento. El emprendedor en su búsqueda de oportunidades en el mercado desarrolla e incorpora cambios y mejoras en los actuales procesos productivos y comerciales. Sin embargo, se le reconoce también al emprendedor la creatividad suficiente para crear nuevos mercados y nuevas demandas en donde la competencia se vuelve irrelevante.

Para el caso de Chile y nuestra región, se constatan muchas barreras “higiénicas” para el emprendedor y su capacidad creativa. Entre las más importantes se encuentran la dificultad para formalizar los nuevos negocios, la falta de competitividad de los actuales mercados y el limitado o nulo acceso al financiamiento.

Respecto al financiamiento, los emprendedores han debido recurrir mayormente a fondos propios o de terceros particulares, esto en torno a un 80%, lo que da cuenta del limitado acceso al financiamiento tradicional bancario, como así también al financiamiento a través de programas de gobierno.

La banca castiga por riesgo fuertemente los nuevos emprendimientos asignándoles costos de financiamiento muy elevados y con plazos de pago de la deuda muy reducidos, y el sistema y la estructura tributaria en Chile perjudica a los pequeños emprendedores, por lo cual se genera indirectamente incentivos a la informalidad que alcanza el 60% de los emprendimientos en Chile. Y por el lado del financiamiento a través de programas de gobierno, el escenario no es más alentador, dado que los requerimientos y exigencias que se le imponen a los emprendedores para poder participar por fondos concursables públicos es en muchos casos difícil de cumplir y, en otros, estos fondos están disponibles en un período extemporáneo al momento en que realmente el emprendedor necesita disponer de los recursos.

Se torna entonces urgente abordar desde el ámbito de las políticas públicas los tres factores críticos identificados para el emprendedor y su emprendimiento, partiendo por un acucioso diagnóstico de su situación actual e incorporando en su validación y posteriores líneas de acción a los propios emprendedores.

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